José Grima y Pedro Mari Martín llevan años interesándose por las “músicas tradicionales”, su literatura oral, melodías e instrumentos. Desde 1994 trabajan intermitentemente en el campo de la “etnomusicología”, fundando en 2004 y en este sentido la “Asociación Moxiganga”. También son socios/colaboradores de la “A.G.A” (Asociación de Gaiteros de Aragón), impartiendo clases, escribiendo artículos o participando en muchas de sus propuestas. Colaboran en multitud de experiencias con artistas y colectivos muy distintos, combinando lo “ancestral” y lo “actual” a través de la improvisación musical y de otras incursiones sonoras.

miércoles, 31 de julio de 2013

Del sentido común al "Ecocentrismo"

El mundo está cambiando, y con él las modas. Ahora somos verdaderos expertos responsabilizando al prójimo de todo aquello que no nos gusta. Lamentablemente, también nuestros mayores tienen la culpa de casi todo: no fueron capaces de acabar con la dictadura enfrentándose al estado, tampoco nos supieron transmitir modernos pensamientos sobre la vida y el papel que ocuparíamos en ella…
Según algunas manifestaciones y opiniones, nuestros padres y/o abuelos nunca supieron hacer gran cosa, la excusa perfecta para que nos creamos los “salvadores del planeta”.



Navegando por Internet hace unos días nos encontramos con la siguiente historia, sea ficticia o real, sin duda un claro ejemplo de eso que nos gusta denominar “ecocentrismo”.


En la fila del supermercado, el cajero le dice a una señora mayor que debería traer su propia bolsa, ya que las bolsas de plástico no son buenas para el medio ambiente.
La señora pide disculpas y explica: “Es que no había esta moda verde en mis tiempos.”
El empleado le contestó: “Ese es ahora nuestro problema. Su generación no puso suficiente cuidado en conservar el medio ambiente.”
-Tiene razón: nuestra generación no tenía esta moda verde en esos tiempos.-


En aquel entonces, las botellas de leche, las botellas de gaseosa y las de cerveza se devolvían a la tienda.
La tienda las enviaba de nuevo a la fábrica para ser lavadas y esterilizadas antes de llenarlas de nuevo, de manera que se podían usar las mismas botellas una y otra vez. Así, realmente las reciclaban.
Pero lleva razón, no teníamos esta moda verde en nuestros tiempos.
 


Subíamos las escaleras, porque no había escaleras mecánicas en cada comercio ni oficina. Íbamos andando a las tiendas en lugar de ir en coches de 300 caballos de potencia cada vez que necesitábamos recorrer 200 metros.
Pero tiene Vd. toda la razón. No teníamos la moda verde en nuestros días.



Por entonces, lavábamos los pañales de los bebés porque no los había desechables. Secábamos la ropa en tendederos, no en secadoras que funcionan con 220 voltios. La energía solar y la eólica secaban verdaderamente nuestra ropa. Los chicos usaban la ropa de sus hermanos mayores, no siempre modelitos nuevos.
Pero está en lo cierto: no teníamos una moda verde en aquellos días.


Entonces teníamos una televisión, o radio, en casa, no un televisor en cada habitación. Y la TV tenía una pantallita del tamaño de un pañuelo, no una pantallota del tamaño de un estadio de futbol. En la cocina, molíamos y batíamos a mano, porque no había máquinas eléctricas que lo hiciesen por nosotros. Cuando empaquetábamos algo frágil para enviarlo por correo, usábamos periódicos arrugados para protegerlo, no cartones preformados o bolitas de plástico. En esos tiempos no arrancábamos un motor y quemábamos gasolina sólo para cortar el césped; usábamos una podadora que funcionaba a músculo. Hacíamos ejercicio trabajando, así que no necesitábamos ir a un gimnasio para correr sobre cintas mecánicas que funcionan con electricidad.
Pero claro que está Vd. en lo cierto: la moda verde no existía entonces.
 



Bebíamos del grifo cuando teníamos sed, en lugar de usar vasitos o botellas de plástico cada vez que teníamos que tomar agua. Recargábamos las estilográficas con tinta, en lugar de comprar una nueva y cambiábamos las cuchillas de afeitar en vez de tirar a la basura toda la maquina afeitadora sólo porque la hoja perdió su filo.
Pero eso sí, no teníamos una moda verde como ahora.
 



En aquellos tiempos, la gente tomaba el tranvía o el autobús y los chicos iban en sus bicicletas a la escuela o andando, en lugar de usar a su mamá como taxista las 24 horas. Teníamos un enchufe en cada habitación, no un regleta de enchufes para alimentar una docena de artefactos. Y no necesitábamos un aparato electrónico para recibir señales desde satélites situados a miles de kilómetros de distancia en el espacio para encontrar la pizzería más próxima. 
Así que me parece lógico que la actual generación se queje continuamente de lo irresponsables que éramos los ahora viejos por no tener esta maravillosa moda verde en nuestros tiempos. 

2 comentarios:

  1. ¡Todo la razón, Pedro Mari!Nos hemos complicado un poquito la vida. Pero también nos hemos topado con cosas estupendas ¿verdad?. Un abrazo

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    1. Verdad, Matilde, verdad...
      Otro fuerte abrazo para ti, amiga!!
      -Pedro Mari-
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